UN CAMINO DE TECLAS BLANCAS Y NEGRAS


Mi nombre es José Luis Suazo, tecladista del grupo REQUIEM. Dentro del grupo, el camino de las teclas ha sido compartido con otros integrantes: Álvaro Rodríguez, Carlos Durón, Raúl Flores (ex – casa de la campana) en su calidad de invitado y César Morales en la época de “Raíces”. Hoy comparto este camino con Roberto Chico.
Es extraño, pero el hecho de que el piano tenga precisamente el blanco y el negro como protagonistas me ha llevado a meditar de lo parecido que es la música a mi vida. En algún momento pude sentir lo duro de la vida y ahora he retomado el camino, del cual me distancié para caminar como muchos de los tecladistas de los grupos que admiraba: SOLISTA.
Corrí tras un sueño que me costó muchísimo, más de lo que esperé que tenía que dar. Definitivamente, el caminar solo no es bueno. El día que grabamos Don José de las Setas y La Obertura de El Viaje de Aneseo para este segundo disco de REQUIEM, me sentí de nuevo en casa, después de un recorrido que realicé por diferentes estudios que existieron en Tegucigalpa, buscando esas aventuras analógicas. Recuerdo a Carlos Arturo Rubio y a “Payín” (tecladista del grupo ONE, para mi el mejor conocedor de estos armatostes en Honduras). A Gabriela Gálvez (estudios GM), mi amiga con la cual realicé la mayor cantidad de grabaciones. Nuevos compañeros como YECO al cual estimo muchísimo. Toqué en obras de teatro, hice música para documentales. Todo esto como fruto de REQUIEM.
Quiero contarles que mi escuela fue REQUIEM, con quienes aprendí a escuchar música para luego intentar tocar esa música que escuchaba (¡algo que hasta el día de hoy no he logrado!), pero mis amigos Roberto, Rigo’, René, Rolando, Iván, Miguel, Fabián, Carlos Tenorio (pianista escondido) fueron buenos maestros. Aprendí a apreciar la lectura, el cine y a entender más sobre realidades sociales. Mucho después conocí a nuevos integrantes como Alexis con el sello distintivo del grupo (buenas personas). En concreto, REQUIEM fue una universidad para mi vida. Roberto me prestó el libro SIDARTHA, personaje que encontró su camino observando el fluir de los ríos, el palpitar de la vida.
Ahora he vuelto a la música después de buscar en muchas partes, de aceptar lo perdido y dejar atrás las derrotas. He reencontrado mi camino a través del teclado que en su momento dejé abandonado. En esto hay algo interesante: las teclas negras son minoría en mi teclado, pero sin ellas no podría componer. Cuentan más los buenos momentos que los malos, pero aún los malos momentos ayudan a construir mejores vidas, que si bien no necesariamente sea la propia, son experiencias que servirán a otros.
Salud a mis ex - compañeros de teclas en REQUIEM, donde quiera se encuentren y esperando que algún día retomen este camino al igual que yo.

José Luis Suazo
Hijo pródigo de REQUIEM


1 comentario:

  1. Que excelente analogia JL, realmente que los malos momentos le dan color a la vida, solamente debemos saber rescatar de ellos lo valioso.
    Muy buen trabajo con la banda.

    ResponderEliminar